En un artículo que publicó ayer el rotativo digital -quizá no debería llamarlo así- El País, se comenta que debemos tener mucho cuidado con la conexión continua a los dispositivos móviles. Desde luego, no soy quién para decirle a nadie nada sobre este asunto. Estoy de acuerdo en que se trata de un tema muy susceptible de comentar en conversaciones de comedor, patio o sala de profesores, pero dar el paso de sentar cátedra sobre este asunto no es mi cometido.
En esta ocasión, trato el tema en este blog porque en nuestro Colegio utilizamos y promovemos el uso del iPad como herramienta de trabajo. Y quizá alguien puede aconsejarnos que leamos el artículo -ya me entendéis, a modo de indirecta- , porque las consecuencias pueden ser muy negativas (socialmente hablando). Obviamente, como indica el artículo, su uso desmesurado puede provocar esas nefastas consecuencias y malos hábitos sociales que ya son un problema real en muchos países. Pero, si repasáis los documentos y mensajes que hemos dado y damos a las familias y a los alumnos de nuestro colegio cuando tratamos el tema del iPad, veréis que siempre les decimos que nuestro objetivo es que los alumnos aprendan a utilizar el dispositivo con criterio, como una herramienta de apoyo para su aprendizaje. Es decir, nos esmeramos en enseñarles el buen uso que deben hacer de su dispositivo en toda su extensión.
¿Qué significa eso? Pues que deben aprender a usarlo cuando realmente lo necesiten para hacer alguna tarea o actividad, dedicándole el tiempo que precise dicha tarea; que no utilicen apps que no necesiten ni les aporten nada; que prioricen el trato con las personas antes que prestar atención al iPad...
Estas ideas son clave para alcanzar el éxito en el aprendizaje integral de nuestros alumnos utilizando el iPad como una herramienta más de trabajo.
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